lunes, 13 de mayo de 2019

Práctica 8. Mis libros


En cuanto al libro que me gustaría leer como si tuviera la edad que lo leí por primera vez me quedo, sin lugar a dudas, con El Principito. No sé muy bien si por la nostalgia de leerlo a semioscuras debajo de las sábanas o si por escucharlo de la boca de mi madre, que siempre lo acompañaba de música clásica. Lo que tengo claro es que fue un libro que me marcó de pequeña y al que le cogí especial cariño. Recuerdo que leí El Principito por primera vez a los 11 años y, a partir de ese momento, se convirtió en mi libro de cabecera. No pasaba una en la que me fuera a dormir sin abrir sus páginas y ojear el sombrero, que resultó ser una serpiente que se había comido a un elefante. O sin observar las ilustraciones del zorro con las que contaba el pequeño manual. La verdad es que si volviera a tener esa edad elegiría una y mil veces Le Petit Prince, ¡qué nostalgia aquellos años!



Recuerdo con especial ilusión la primera vez que abrí las páginas de El señor de las moscas, de William Golding. La verdad es que no tenía muy buenas expectativas para con el libro porque a pesar de ser una de las mejores obras en literatura inglesa, yo creí que no me gustaría el hecho de estar ambientado en una isla desierta. Sin embargo, cuando lo empecé a leer quedé maravillada porque se adentra en lo más recóndito y salvaje del ser humano. A pesar de que es un libro de fácil lectura, presenta temas que se pueden relacionar con la filosofía como la lucha entre el bien y el mal, la lucha de poder, la locura y la muerte. Aunque es una lectura un poco densa, sin lugar a dudas la recomendaría para mis alumnos porque es un libro con el que se pueden aprender muchísimas cosas y que debido a sus influencias, los temas que trata están presentes en muchas series de televisión o películas.





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